A veces basta con una partida retro para reconfortar el espíritu. Para Kazutoyo Maehiro, director del próximo remake de Final Fantasy Tactics, esa dosis de nostalgia se llama Chip n Dale Rescue Rangers en NES. Hablamos con él a poco de estrenar The Ivalice Chronicles (30 de septiembre) y descubrimos cuál es el cartucho que nunca suelta.
Clásicos que resisten el paso del tiempo
“Me encanta jugar juegos antiguos”, nos confesó Maehiro mientras charlaba con el equipo de Polygon. Entre estanterías repletas de títulos de los 80 y 90, mencionó la saga Wizardry, pero fue un desliz lingüístico el que reveló su verdadero vicio: “Capcom… Chip n Dale… ¿rescue…?”
Cuando confirmé el nombre, su sonrisa iluminó la sala: “¡Sí! Chip n Dale Rescue Rangers es un juego que, incluso hoy, disfruto muchísimo”.
Música, jugabilidad y compañerismo
Más allá de la ternura del diseño, Maehiro valora tres puntos clave de este clásico de 1990:
Una banda sonora chispeante compuesta por Harumi Fujita, capaz de infundir emoción en cada nivel.
Una jugabilidad accesible con mecánicas sencillas: recoger y lanzar cajas, bellotas o pelotas contra los adversarios.
El modo cooperativo para dos jugadores: él solía ser Dale y su hermano Chip; ahora comparte partidas con su esposa.
“Cuando era niño, mi hermano y yo no parábamos de jugar juntos. Hoy me gusta volver a esos controles de 8 bits y sentir esa complicidad familiar”, recuerda Maehiro.
La promesa de Ivalice y la esperanza de volver a la consola
Aunque su mente esté inmersa en dar nueva vida a Final Fantasy Tactics, el director no descuida su rincón retro. “A veces, tras un día de desarrollo, enchufar el NES y escuchar esos chiptunes es como un bálsamo”, admite.
Y si la nostalgia te pica, no dejes de cruzar los dedos: el catálogo de Nintendo Switch Online podría sumar este pequeño tesoro de Capcom. Mientras tanto, Maehiro mantendrá viva la tradición con su cartucho original.
Entre mazmorras tácticas y misiones heroicas en Ivalice, también hay espacio para rescatar a dos simpáticos ratones con puños invisibles. Porque, al final, los grandes creadores saben que un mismo botón puede encender la chispa de la inspiración.
Fuente: Polygon
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