El artículo contiene spoilers
Esa primera vez que Usopp tejía mentiras grandiosas para una niña enferma en Syrup Village, bajo un cielo de East Blue que parecía infinito, fue el latido inocente que nos enganchó a One Piece —un recordatorio de que las aventuras nacen de las pequeñas mentiras que curan almas. Han pasado 25 años desde aquel episodio 17 (marzo de 2000), y el 26 de octubre de 2025, el episodio 1147 en Fuji TV trajo de regreso a Kaya, la rica heredera que un día regaló el Going Merry a Luffy y su tripulación. No como un flashback nostálgico, sino como una mujer madura que ha florecido, desatando un torbellino de comentarios en redes: "¿Kaya tan guapa? ¡Pikeman y los demás deben estar hechos millonarios!".
Un regreso que enciende la nostalgia y el debate
En el episodio, ambientado en el clímax de Egghead con el mundo pendiente de las palabras de Vegapunk, la serie hace un corte a Syrup Village: Kaya aparece serena, atendiendo asuntos familiares, pero con un diseño que ha evolucionado —cabello suelto, ojos que guardan secretos y una elegancia que contrasta con la niña frágil de antaño. Voz de Mariko Kōfukuda, intacta desde 2000, sugiere que el tiempo no ha borrado su calidez, sino que la ha pulido. Fans en X explotaron: "Kaya con tanto sex appeal... ¡Usopp debe estar orgulloso!", o "¡25 años y luce como una diosa! ¿Qué pociones usó?". Es un cameo que no solo cierra un círculo —recordando cómo Kaya financió los sueños de Luffy—, sino que humaniza a One Piece: en un mundo de dioses y mares malditos, incluso los personajes secundarios crecen.
One Piece: El sueño de un mar que nos llama
Cierra los ojos y visualiza a ese chaval desgarbado, con una sonrisa que desafía huracanes, mordiendo una fruta que lo condena a la elasticidad eterna —así irrumpió Luffy en mi vida un julio de 1997, cuando Eiichiro Oda dejó caer la primera página de One Piece en Weekly Shonen Jump, y el mundo no volvió a ser el mismo. Lo que arrancó como una travesura pirata se convirtió en un vasto mar de sentimientos, con más de 510 millones de copias navegando por hogares globales, el manga que nos enseñó que el éxito se mide en latidos compartidos, no en yenes. El anime, que surca las ondas desde octubre de 1999 en Fuji TV (domingos a las 11:15 p.m.), nos arrastra en la estela de Monkey D. Luffy y su tripulación de soñadores desparejados —el espadachín Zoro con su voluntad de hierro, Nami trazando mapas de estrellas robadas—, todos unidos por el One Piece, ese tesoro esquivo que Gol D. Roger legó como un desafío al alma: ¿qué harías por la libertad absoluta?
El impacto de Film Red (2022), con 203.4 mil millones de yenes (1.4 mil millones de dólares), fue un fenómeno social; este cameo de Kaya, en un arco que roza el final, aviva el fuego: ¿regresarán más del East Blue? Para Oda, que planea concluir en 2025-2026, es un puente tierno a los orígenes.
En un anime que ha crecido con nosotros —de niños soñando con ser piratas a adultos anclados en la rutina—, Kaya nos susurra: el tiempo cambia rostros, pero no el espíritu de aventura. ¿Y si Usopp la ve de nuevo? El Grand Line espera.
Fuente: Oricon
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