Goro Taniguchi acaba de dirigir la película más exitosa de One Piece y ahora se embarca en un proyecto personal con alma Ghibli. Su viaje ocurre mientras la saga que lo llevó a la cima enfrenta una crítica de fondo: su persistente problema con las figuras maternas, un vacío que incluye a la madre del propio Luffy. Estas dos narrativas, una de éxito comercial y otra de debate creativo, pintan el complejo retrato de una franquicia en la cumbre.
Taniguchi no es un recién llegado a One Piece. En 1998, dirigió Take Down! The Pirate Ganzak!, la primera adaptación animada de la franquicia, mucho antes de la serie de televisión. El creador Eiichiro Oda lo reconoció como "la primera persona en animar a Luffy". Su regreso triunfal décadas después, con One Piece Film: Red (2022), batió todos los récords: la película se mantuvo como la número uno en Japón durante once semanas y recaudó $246.5 millones, convirtiéndose en el film más taquillero de la franquicia.
Sin embargo, en lugar de otro blockbuster, Taniguchi anunció L'étoile de Paris en fleur, una película original e íntima sobre una joven pintora en el París de 1900. El proyecto tiene un sello Ghibli inconfundible: el diseño de personajes es de Katsuya Kondo (El servicio de entregas de Kiki) y el guion de Reiko Yoshida (El regreso del Gato). Este giro hacia una historia de crecimiento personal marca un contraste deliberado con el espectáculo de gran escala.
El vacío narrativo: cuando "madre" es el antónimo de "aventura"
Mientras Taniguchi explora nuevos horizontes, una crítica persistente resuena en el universo de One Piece: la ausencia sistemática de figuras maternas. Este no es un descuido, sino una filosofía narrativa declarada por Oda. En una sección de preguntas de los fans, el mangaka afirmó que "madre" es lo opuesto a "aventura", argumentando que una madre presente dificultaría que un hijo partiese a una travesía épica.
Este principio se materializa en la trama de forma trágica y repetitiva. Para varios de los Compañeros del Sombrero de Paja, la pérdida de la madre es el motor de su historia:
Usopp: Su madre, Banchina, falleció de enfermedad esperando el regreso de su padre.
Nami: Fue adoptada por Bell-mère, quien murió protegiéndola a ella y a su hermana de los piratas de Arlong.
Nico Robin: Su madre, Nico Olvia, murió en el ataque del Gobierno Mundial a Ohara.
Sanji: Su madre, Sora, sacrificó su salud para anular los modificadores genéticos que su esposo le imponía a sus hijos.
El patrón es tan claro que los fans han notado que, en el reciente Capítulo 1167, la figura materna de Ida muere para servir al desarrollo del personaje de Loki, perpetuando el mismo tropo.
La gran incógnita: ¿importa la madre de Luffy?
Este contexto hace que el mayor misterio familiar de la saga sea la identidad y paradero de la madre del propio Monkey D. Luffy. Tras más de 25 años, no ha habido una sola mención o aparición.
Oda ha sido evasivo. Sugirió que ya podría haber aparecido como personaje secundario y que es "una mujer de carácter fuerte". Sin embargo, también le dijo a la seiyū de Luffy, Mayumi Tanaka, que "la aventura de Luffy comenzó después de que dejó los brazos de su madre" y que ella "no es parte de su vida". Para muchos fans, la verdadera figura materna de Luffy es Curly Dadan, la líder bandida que lo crio, representando el amor rudo pero incondicional que Luffy considera familia.
Dos caras de un mismo universo
La trayectoria de Taniguchi y el debate narrativo de Oda son las dos caras de One Piece en 2025. Por un lado, un director usa el capital del éxito comercial máximo para financiar un sueño personal íntimo, casi Ghibliesco. Por otro, el creador original se mantiene fiel a una controvertida filosofía narrativa, priorizando la coherencia de su mundo sobre las expectativas tradicionales.
Ambos caminos muestran la complejidad de una franquicia en su punto más alto: capaz de romper récords de taquilla mientras genera debates profundos sobre sus propias elecciones de historia. El viaje continúa, tanto en la pantalla grande como en las páginas del manga, con la promesa de que cualquier revelación futura, ya sea artística o familiar, será significativa.
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