Ladybug vuela a Japón: cuando la animación francesa decide soñar en japonés


Durante años, Miraculous: Tales of Ladybug & Cat Noir fue un fenómeno inesperado: una serie animada francesa, con estética entre el cómic europeo y el anime suave, conquistando a medio planeta desde París... sin hablar japonés. Hasta ahora.

Porque en un giro que mezcla estrategia empresarial y declaración de amor cultural, ZAG Entertainment —el estudio detrás de Ladybug— ha anunciado la creación de ZAG Japan, su nueva filial nipona que abrirá en julio. La jugada no es menor: si París fue su cuna, Tokio parece destinada a ser su próxima reencarnación.

Y no van solos. Al frente del proyecto estará Kanji Kazahaya, exdirectivo de Toei Animation durante 15 años. No es un fichaje cualquiera: es como si Miyazaki hubiese fichado a Walt Disney para abrir un estudio en Lyon. Kazahaya no escatima elogios y habla de “la inmensa posibilidad de fusionar la animación occidental con el alma del manga japonés”. Palabras que suenan a promesa... o a profecía.

Pero la alianza no se queda en los despachos. Entra en escena Hironobu Kageyama, ese titán vocal que convirtió las canciones de Dragon Ball Z, One-Punch Man y Kamen Rider en himnos de generaciones enteras. Kageyama ya ha confirmado que prestará su voz a los temas de futuras producciones de ZAG Japan. Como si Goku se hubiera ofrecido a cantar el opening de Ratatouille.

También habrá colaboración con la agencia Highway Star, una de esas fábricas de talento que conoce los entresijos del entretenimiento japonés como una vieja geisha conoce las grietas del tatami. Y sí, se avecinan mangas, animes y películas tradicionales, porque el fundador Jeremy Zag ha declarado que buscan “explorar la profundidad emocional y la belleza artística del relato japonés”.

Lo curioso (y algo irónico) es que Miraculous ya había coqueteado con Japón. Toei Animation figura como coproductora de la serie desde hace tiempo, y Kodansha ya publica su manga adaptado, ilustrado por Koma Warita y Riku Tsuchida, desde 2021. Incluso Kodansha USA lo distribuye en inglés. Pero fundar un estudio allá es otra historia: es pasar del coqueteo al matrimonio.

Este anuncio, sin embargo, plantea una antítesis deliciosa: el estudio francés que conquistó al mundo con una superheroína parisina ahora busca inspiración en el país que inventó a Sailor Moon. Es como si la Torre Eiffel hubiera decidido hacerse origami. O como si Ladybug, después de salvar París, quisiera salvar el anime de su propia zona de confort.

¿Qué saldrá de esta unión? Tal vez una nueva generación de series híbridas, donde el dinamismo del shōnen se mezcle con la sensibilidad europea. O quizá nada funcione y todo acabe en una curiosa nota de pie de página en la historia de la animación global. Pero lo cierto es que, por primera vez, la mariquita francesa ha decidido cruzar el océano… con la ambición de volar más allá del estilo.

Y eso, en estos tiempos de fórmulas repetidas y mercados saturados, ya es un pequeño milagro.

Fuente: ANN

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