La noticia llegó como una patada voladora: Dragon Ball, esa saga que marcó generaciones, tendría su primer parque temático oficial. Pero no sería en Japón, ni en algún rincón nostálgico de Occidente. El lugar elegido fue Arabia Saudita, en pleno corazón de Qiddiya City. Para muchos, fue una sorpresa. Para otros, una señal de que los tiempos han cambiado.
El proyecto promete más de 30 atracciones, réplicas de escenarios icónicos como la Kame House y Capsule Corp, y una montaña rusa de Shenron que se eleva 70 metros sobre el suelo. Todo suena espectacular. Pero no todos están convencidos.
Kazuhiko Torishima, el editor que ayudó a dar forma a Dragon Ball junto a Akira Toriyama, no se guardó nada.
“Si la expansión es solo para ganar dinero, todo se derrumbaría.”
🧠 El editor que estuvo allí desde el principio
Torishima no es un espectador más. Fue parte del equipo que convirtió a Goku en un ícono global. Su trabajo como editor en los primeros años de la serie fue clave para que Dragon Ball encontrara su voz, su ritmo, su impacto. Por eso, cuando habla, muchos escuchan.
En una entrevista con el medio japonés Diamond, Torishima fue directo:
“No tuve ninguna participación en el proyecto. Si aún estuviera en Shueisha, jamás lo habría aprobado.”
Su crítica no apunta al diseño del parque ni a la calidad de las atracciones. Lo que le preocupa es quién podrá realmente disfrutarlo.
🚫 ¿Un parque para los fans… o para unos pocos?
Torishima cree que el parque excluye a los niños japoneses, quienes han sido el corazón de Dragon Ball desde sus inicios.
“Es un lugar al que los niños japoneses no pueden ir. Y Weekly Shonen Jump es una cultura que ellos han sostenido.”
Arabia Saudita, según explica, tiene una situación política compleja y costos elevados que hacen difícil el acceso incluso para quienes logran obtener una visa. Para él, el parque no representa una celebración del legado, sino una inversión pensada para un público exclusivo.
💸 ¿Homenaje o negocio?
El parque fue anunciado en marzo de 2024 como una colaboración entre Toei Animation, Shueisha y el gobierno saudí. Se presenta como un megaproyecto de 500,000 metros cuadrados, con hoteles, restaurantes y atracciones que recorren toda la saga, desde Dragon Ball hasta Super.
Pero Torishima no ve esto como una expansión natural. Lo ve como una operación comercial que ignora el espíritu original de la obra.
“Si se expande escuchando la voz de los fans, está bien. Pero si se hace solo por dinero, todo se derrumba.”
🌍 ¿Qué pasa con el legado?
Dragon Ball cumple 41 años de publicación en Shonen Jump, y sigue siendo una de las obras más influyentes del manga. Pero este debate abre una pregunta incómoda: ¿cómo se preserva una obra que nació como un manga para niños japoneses, cuando se convierte en un producto global?
Torishima cree que el legado debe cuidarse con intención, no con marketing. Y que si se va a construir algo en nombre de Dragon Ball, debe incluir a quienes lo hicieron eterno.
“No puedo aceptarlo a menos que tenga la misma ambición que Shohei Ohtani, quien donó guantes de béisbol a escuelas primarias en todo Japón.”
Hasta ahora, Arabia Saudita no ha confirmado la fecha de apertura del parque. Pero la conversación ya está abierta. Y no se trata solo de atracciones o arquitectura. Se trata de quién puede entrar. Y de quién queda afuera.
Fuente: CBR
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