Seis años de espera. Seis largos años para volver a ver al héroe más poderoso —y más aburrido de su propio poder—, solo para descubrir que One-Punch Man ha perdido el golpe que alguna vez lo hizo legendario. La tercera temporada del anime llegó con la promesa de redimir los errores de su predecesora… pero su primer episodio, “Strategy Meeting”, dejó claro que esa redención no está en el horizonte.
Los fanáticos esperaban adrenalina, humor y animación explosiva. En su lugar, encontraron una sucesión de planos estáticos, conversaciones interminables y un ritmo tan lento que ni Saitama podría despertarlo con un puñetazo. El estudio J.C. Staff vuelve a estar en el ojo del huracán: su trabajo no es desastroso, pero sí plano, sin la energía visual ni la dirección precisa que Madhouse entregó en la primera temporada.
Una reunión que mata el entusiasmo
“Strategy Meeting” hace honor a su título: todo el episodio es una gran reunión. Los líderes de la Asociación de Héroes debaten sobre cómo enfrentar a la Asociación de Monstruos, mientras los espectadores rezan por ver al menos una pelea. Pero no. Todo se resume en diálogos y más diálogos entre figuras sin nombre ni carisma. Hasta los héroes principales —Fubuki, Genos, Bang y el propio Saitama— parecen atrapados en una pausa eterna.
La historia avanza apenas un milímetro: Saitama sigue siendo el tipo sin rumbo que golpea por costumbre; Garou despierta en el cuartel enemigo; y los monstruos planean una guerra que, en este punto, no emociona a nadie. El problema no es el guion, sino la forma en que se cuenta. Lo que en el manga se siente como tensión previa a una tormenta, en el anime se vuelve puro tedio.
Un héroe sin chispa
El mayor golpe de decepción, irónicamente, viene de quien debía dar los golpes más fuertes. Saitama, antes una sátira brillante del héroe invencible y vacío, se ha convertido en un espectador de su propio anime. Su aparición en el episodio dura apenas unos minutos, sin emoción ni propósito. Ya no hay reflexión sobre el sentido del heroísmo ni ironía sobre el poder sin límites. Solo rutina.
Ese espíritu irreverente que hacía de One-Punch Man una joya distinta al resto de los shonen parece haberse perdido en un mar de burocracia narrativa. La serie ya no se ríe de los clichés; los repite.
Entre la nostalgia y la frustración
Lo triste es que el potencial sigue ahí: el conflicto entre héroes y monstruos podría ser épico, y personajes como Garou aún tienen historias que contar. Pero con un debut tan carente de energía, cuesta creer que la temporada logre recuperarse.
Los fans que esperaban reír, emocionarse y volver a sentirse golpeados por el ingenio de Saitama, hoy solo sienten un eco distante. One-Punch Man ya no da puñetazos: da bostezos.
Fuente: CBR
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